sábado, 20 de diciembre de 2008

Minutos de 61 segundos

¿Minutos de 61 segundos? ¡qué tontería! Todo el mundo sabe que un minuto tiene 60 segundos.
¿Seguro? ¿todos y cada uno de ellos tienen 60 segundos? ¿alguien pondría la mano en el fuego?
Pues no, no la pongáis. El último minuto de 2008 tendrá 61 segundos.
Y esto será así para corregir una pequeña anomalía entre los relojes atómicos y el tiempo astronómico, basado en la rotación de la Tierra.
Estos segundos -que reciben el calificativo de intercalares- se utilizan para mantener alineado el Tiempo Universal Coordinado (UTC) con las escalares astronómicas variables GMT y el Horario Universal (UTI).
¿Y esos horarios?
Hasta 1972 el tiempo se computaba en relación al tiempo solar medio medido en el Observatorio Real de Greenwich. Es el horario GMT (Greenwich Meridian Time), a partir del que se calculan los husos horarios.
El Horario Universal o UTI (Universal Time) es una versión moderna del GMT, que se calcula dividiendo una rotación de la Tierra en 86.400 segundos.
Pero ocurre que el planeta está desacelerando gradualmente, por lo que en en 1972 se adoptó un nuevo estándar, basado en relojes atómicos de alta precisión: el Tiempo Atómico Universal o TAI. Esta medición temporal es responsabilidad de la Oficina Internacional de Pesos y Medidas de París. Así, se define en la actualidad un segundo como el equivalente a 9.192.631.770 oscilaciones de un átomo de cesio-133.

Nota: En 1972 se añadieron diez segundos intercalares al UTC y desde entonces se han añadido otros veintitrés segundos, la última vez a finales de 2005.

Nota: Un grupo de trabajo de la Unión Internacional de Telecomunicaciones publicó el pasado junio un informe, según el cual la mayoría de los expertos está a favor de suprimir los segundos intercalares y añadir a cambio una hora cada seiscientos años. También propuso el cambio de sistema de medición, para que el tiempo se mida exclusivamente mediante las oscilaciones de un átomo de cesio en vez de hacerlo en relación a la rotación de nuestro planeta.

Nota: La precisión alcanzada con este tipo de reloj atómico es tan elevada que admite únicamente un error de un segundo en 30.000 años.

Visto en: Saber Curioso

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El estrés de la mujer condiciona su sistema hormonal y su aspecto físico

Las hormonas que hacen que una mujer sea más fuerte físicamente, más competitiva y más capaz de soportar el estrés provocan también que su grasa pase de las caderas a la cintura, lo que podría explicar que en sociedades y situaciones donde están más presionadas por procurar recursos, las mujeres no tengan la clásica forma del reloj de arena.
Esta hipótesis es la que ha lanzado una investigadora de la Universidad de Utah, en Estados Unidos, que intenta explicar un fenómeno extraño: las mujeres de todo el mundo tienden a tener una forma más cilíndrica que curvada. Teniendo en cuenta que esta última estructura es la más apropiada para atraer a hombres y también la que denota salud y fertilidad, ¿por qué la mayoría de las mujeres del planeta no la presentan?
Según la investigadora, es cuestión de hormonas. Los andrógenos (como la testosterona) aumentan las grasas viscerales, que se colocan alrededor de la cintura. Estos niveles altos de andrógenos están relacionados con la fuerza, la energía y la competitividad. Además, la cortisona, una hormona que ayuda al cuerpo a afrontar situaciones estresantes, también incrementa la grasa en esa zona.
La científico analiza este fenómeno desde un punto de vista de beneficios: en sociedades donde el hombre suele ser el que trae el dinero a casa, los varones se sienten instintivamente más atraídos por mujeres de cintura estrecha. Pero, en países como el Reino Unido o Dinamarca, donde las mujeres son más independientes económicamente, a los hombres ese aspecto no les llama tanto la atención.

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miércoles, 10 de diciembre de 2008

Los perros también se indignan ante la injusticia

En el reino animal, la aversión por la justicia era un rasgo que solo se había identificado en primates. Ahora, un nuevo estudio publicado en PNAS muestra que también los perros son capaces de indignarse cuando consideran que no se les está tratando con equidad.

Para llegar a esta conclusión, un grupo de investigadores de la Universidad de Viena realizó un experimento con 43 perros entrenados a los que pidió que levantasen la pata cuando se les ofrecía la mano. Los animales hicieron el gesto en todas las situaciones en que se les pidió que lo realizasen. Sin embargo, algunos empezaron a mostrarse reticentes al juego cuando vieron que sus compañeros eran recompensados por su docilidad y ellos no.

Además de dar la patita con menor frecuencia, los perros que sentían celos por el trato que se daba a sus compañeros mostraron mayores signos de tensión, rascándose, lamiéndose o retirando la mirada de la persona que les ofrecía la mano.

Los perros no llegaron a mostrar el grado de sensibilidad ante la injusticia observado en monos. Éstos son capaces de rechazar la comida que se les ofrece si consideraban que es inferior a la que han visto recibir a sus compañeros. Los perros siempre aceptaron la comida que se les daba aunque fuese peor que la ofrecida a otros.

Fuente: Público - España

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